La pócima del buen comer es una obra que educa desde el ensayo y error. En esta historia no hay personaje malo, el enemigo es la mala alimentación. Tampoco hay superhéroes, porque los personajes hacen lo que los niños les van diciendo. Son los más pequeños los que saben que es lo hay que comer. Planteamos la obra desde el error, los personajes hacen las cosas mal y los niños aprenden a hacerlo bien. En realidad, ya saben lo que les beneficia y perjudica, por eso la ausencia de malos y la gran facilidad que tiene la obra de empatizar con los niños. Cuándo los personajes no consiguen lo que quieren lo intentan una y otra vez hasta descubrir de una manera sencilla que una alimentación equilibrada hace innecesaria ninguna pócima mágica.”